Palabras de Carlos Rodríguez en los 50 años de Industrias Acero Placencia

Palabras dichas por Carlos Rodríguez Falcón en el acto de conmemoración de los 50 años de fundada de Industrias Acero Placencia C.A. celebrado el viernes 12 de Junio de 2009 en el Rest. Villa Etrusca, Valencia

Sr. Roberto Renzi Capelli
Sras. trabajadoras y trabajadores de Industrias Acero Placencia
Sras y Sres.

Cuando recibí la noticia que había sido seleccionado para decir las Palabras de Orden en este acto, a la vez que me llené de asombro, me embargó la emoción y me sentí muy honrado por ser el escogido, para tener el privilegio de dirigirme a uds. en este día tan significativo, aunque he estado separado de la empresa por muchos años.
Industrias Acero Placencia fue la empresa donde me inicié hace casi 40 años, dando mis primeros pasos como estudiante de Ingeniería y posteriormente como graduado. Aquí aprendí de algunos de ustedes, acerca de la responsabilidad con el trabajo, acerca del orgullo por lo que se sabe hacer bien y el chiste y la chanza que siempre han estado a flor de labios.
Tuve la oportunidad de aprender de ustedes sobre el trabajo en equipo, sobre la creatividad y el entusiasmo, aprendí que bajo un plan donde cada quién hace su parte, -pero a la vez conoce la importancia de la obra que se está construyendo-, logramos completar trabajos que bajo otras circunstancias parecían imposibles, tales como llevar grandes tanques hechos en el taller con diámetros de 4,8 mts y largo de 20 mts, desde Valencia a sitios como Barquisimeto, Palmira en el Edo.Táchira y Maturín, cuando los demás competidores los construían en sitio, pues les parecía imposible hacerlos en taller y transportarlos.
También sentí la satisfacción por la labor cumplida, cuando hicimos trabajos de calidad que se entregaron a tiempo y satisfaciendo así las expectativas de nuestros clientes; aquella vez nuestro lema era: “Industrias Acero Placencia, artesanía en acero inoxidable”, lo que declaraba era: la especialización, la calidad, el orgullo por nuestro trabajo pero también nuestra humildad y modestia.
Algunos de ustedes al igual que yo, tuvimos la suerte de vivir los momentos en que nuestra querida Placencia, pasó de ser un taller con poco equipamiento a uno con mejor dotación, adecuado a las exigencias tecnológicas del momento; en esos tiempos se amplió la nave izquierda del galpón, se instalaron nuevas grúas puente Demag, las calandras, la curvadora de perfiles y prensa bombeadora de C.I.C Parmigianni, las plegadoras hidráulicas y la cizalla de Mebusa, la bordeadora Boldrini y la máquina aplastadora de soldaduras proveniente de Bélgica; Placencia pasó así a estar debidamente equipada para las exigencias de los tiempos venideros.
Sin embargo, todo ello no hubiera sido suficiente, si no se contara desde aquellos días hasta hoy, con un equipo de trabajadores tan calificados como lo son ustedes, quienes con mucho tesón, entusiasmo, alegría, profesionalismo y sobre todo trabajo en equipo, han tenido la responsabilidad de convertir, simples atados de láminas y perfiles, en productos terminados que operan en la industria y en el transporte, bajo severas exigencias en las cuales la vida y seguridad de las personas ha dependido de la calidad y confiabilidad de vuestro trabajo.
¿No se han dado cuenta que las obras que todos los días hacen van a trascender vuestras vidas? Eso mismo siento yo, cuando veo pasar las cisternas de cerveza que una vez hicimos para Cervecera Nacional o el remolque para transporte de harina a granel de Monaca, o las primeras gandolas para transporte de leche sin chasis que se fabricaron en el país….. las veo en el autopista y les digo con orgullo a mis familiares o a mis amigos que me acompañan:
“ hace casi 40 años yo formé parte del equipo de Industrias Acero Placencia cuando se construyeron esos semi-remolques, ¡miren todavía están rodando…!”.
También, cuando visito plantas de nuestros clientes de cajas de cartón, constato las placas de los tanques para ver si fueron hechos por nosotros y cuando es así, siento como si el tiempo se hubiera detenido en ellos y una parte nuestra, estuviera todavía detenida allí , -para siempre-, hasta el fin de los tiempos.
Hay un principio que algún autor ha llamado Enriquecimiento del Trabajo el cual voy a ilustrar con una rápida anécdota:
Allá por los años de 1870, un visitante pasó a ver la construcción de la Catedral de Colonia en Alemania. ( Largo 145 m, ancho 86m, torres 157m, tiene la campana y el órgano mayor del mundo, inició en 1248 y terminó 1880 con interrupciones en 1550).
El visitante caminaba por un largo corredor lleno de columnas rematadas con medios arcos, cuyos espacios estaban siendo cerrados con paredes de ladrillos en las cuales trabajaban varios albañiles.
Se acercó a uno de ellos y le preguntó ¿Qué está haciendo UD?
El mismo le responde, “¿no lo vé? Yo estoy pegando bloques”
Seguidamente camina hasta el siguiente arco y le hace la misma pregunta al albañil que trabajaba allí, él le responde: “estoy cerrando este gran espacio entre estos arcos de esta nave con esta gran pared de ladrillos.”
Se acerca hasta el tercer arco donde trabajaba otro albañil y le hace la misma pregunta: ¿Qué está haciendo Ud.?
El mismo le responde lleno de orgullo: “Yo estoy construyendo la Catedral mas grande de Alemania”.
Como ustedes ya se habrán dado cuenta, las tres personas estaban haciendo un trabajo similar, pero los tres tenían diferentes pensamientos sobre la importancia y trascendencia de su trabajo. Es evidente que el tercer albañil se esmeraría más por la calidad de su trabajo, pues conocía su trascendencia y también el mismo se llevaría siempre a su casa al final del día, una mayor satisfacción por la labor cumplida, pues sentía gran orgullo por lo que estaba haciendo.
De igual forma, trabajar en Placencia siempre fue nuestro orgullo, nuestro trabajo también estaba enriquecido, porque cada uno de nosotros tuvimos conciencia de la importancia y responsabilidad que acarreaba el lograr hacer cada uno nuestra pequeña parte, con la calidad adecuada para que la suma de todas esas partes contribuyeran a lograr una obra en equipo, que iría a llenar con plenitud las exigencias y expectativas de nuestros clientes, ganándonos así su confianza y respeto.
Todo esto siempre estuvo orquestado de manera magistral por el Sr. Roberto Renzi, quien respetuoso de los demás, con humildad, con insistencia, con su claridad técnica para convencer a todos y con mano firme, supo representar adecuadamente los intereses de nuestros clientes, logrando obtener así lo mejor de cada uno de nosotros.
Esta es nuestra querida Placencia que hoy cumple sus primeros 50 años, los felicito a todos ustedes de corazón, hoy veo que en los años que estuve ausente me perdí de muchas cosas buenas, hoy veo que son un equipo con mucha experiencia, ya consolidado, capaz de acometer cualquier tarea que se les encomiende siempre con éxito.
Les doy gracias a ustedes que han motorizado esta compañía, que son la esencia que la mantienen viva para permitir que sea la fuente de trabajo donde se han ganado con orgullo el pan que llevan a sus hogares.
A Uds., Industrias Acero Placencia , les deseo el mejor éxito continuado y le pido a Dios que los bendiga a todos y sus respetables familias.
Seguidamente con vuestro permiso y mi mayor respeto, voy a cerrar este momento leyéndoles unas coplas que me inspiraron todos ustedes, las cuales son mi humilde obsequio en este día tan importante:

Coplas en homenaje al Equipo de
Industrias Acero Placencia C.A. en
sus 50 años

Industrias Acero Placencia
eres mi gran compañía,
hermoso emporio de Valencia
orgullo de esta tierra bravía.

40 años casi hacen ya
que vine a trabajar a tu lado,
y mi memoria añorando se va
recordando ese hermoso pasado.

Yo vi crecer todos tus techos
que me cobijaban de la garúa,
también estuve allí por derecho
cuando se multiplicaron tus grúas.

Presencié la entrada triunfal
de tu máquina bordeadora,
viviendo el asombro colosal
de tu gran prensa formadora.

Estuve allí al arribar tus calandras
y tus máquinas soldadoras,
tu plegadora hidráulica
y hasta tu máquina aplastadora.

Y si mente no me falla
con mis recuerdos de ahora,
también vi instalar tu cizalla
y tu extinta máquina curvadora.

Tu me diste mi joven vivencia
de mi trabajo primero,
donde inicié mi experiencia
y me formé de ingeniero.

Transformaste el trazo de mis lápices
con el fuego de tus electrodos,
en obras que perdurarán por siempre
y son el orgullo de todos.

Bajo tu piel de acero inoxidable
y tus brillantes venas de electrodos,
hay vivencias del trabajo incomparable
con el concurso profesional de todos.

Tu acunas colaboradores orgullosos
por eso serás siempre esa gran compañía,
donde el trabajo es creativo y hermoso
y trasciende siempre más allá de tus días.

Porque es hermoso que a partir de un diseño
con tuberías, láminas, electrodo y cizalla,
se construyan equipos de gran desempeño
que operan seguros sin tener una falla.

Esto se logra con tu grupo excelente
de profesionales responsables de trabajo modesto,
que suman su experiencia en forma reverente
para culminar las obras con calidad y a tiempo.

Hoy arribas a tus 50
llena de alegrías y de ilusión,
vieja en años perderás de tu edad la cuenta
con Roberto Renzi siempre al timón.

El, con su verdad técnica que siempre razona
nos hace entender de manera elegante,
que si algo está torcido nunca te perdona
hasta verlo derechito y todo brillante.

El ha sido tu conductor confiable
en épocas duras y en temporales,
con su visión y guía inmutable
no hay que temerle nunca a futuros males.

Industrias Acero Placencia
eres esa gran compañía,
donde trabaja gente orgullosa
muy profesional y de valía.

Donde abunda el orgullo sincero
alegre, chistoso y contento,
de cumplir siempre con el trabajo en acero
creando las obras que les impone el momento.

Tienes manos que cortan, moldean y han trabajado
materiales nobles como los aceros inoxidables,
crean siempre una obra que surgirá del pasado
para trascender sus vidas y hacerlos memorables.

Amigos de Industrias Acero Placencia
¡que gran equipo!, les saludo orgulloso,
porque también yo una vez compartí con ustedes
la experiencia hermosa de vuestro trabajo exitoso.

Con mucho cariño y respeto para mis compañeros por:

Carlos Rodríguez Falcón, quien tuvo el honor de
laborar allí hace 39 años, iniciando mi carrera
de Ingeniero Mecánico.
Valencia, 6 de junio de 2009

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