NOCHE VERNAL
con ternura singular,
y la tierra que es su hermana
también se pone a llorar.
Las flores va deshojando
con enorme pesadumbre…
mirad: está condensando
negras brumas en la cumbre!
Y sus lágrimas friolentas,
que hasta nos hielan el alma,
vueltas impulsos, violentas
van en arroyos sin calma.
Diciendo dolores hondos…
¿Cuándo vendrá la primavera
a cambiarnos estos fondos
con su sonrisa y quimera?
Seres y cosas, llorad
mientras os falte algo bueno;
pero cantad, cantad
aunque sea la vida un cieno.
Las estrellas se han dormido
y no pueden despertar…
noche, silencio y olvido
que tanto me hacen soñar…
Caracas, 22 de agosto de 1.916