LEYENDO A KEMPIS
¡Oh Kempis! ¡Oh Kempis! Tu verbo fue lima
que agrietó muy hondo la existencia mía;
mas, me hiciste fuerte. Con fe y energía
se avanza, se triunfa, se llega a la cima.
Recoger soñaba la cosecha opima,
y todo fue espejo de la fantasía;
el dolor, la duda, llegaron un día,
¡Y yo nunca he sido profesor de esgrima!
Un impulso suave de paz y ternuras
despertó mis ansias… y fue una amargura.
a un cuarto de siglo, ¡cuantas cosas sé… !
Con muchas tristezas recorro el camino,
hilando mi sueño, bebiendo tu vino,
sin saber adonde con mi carga iré…
Guanare, Domingo de Ramos, 1.921
27 de marzo de 1921